¿Cuáles son los alimentos funcionales?
Se consideran alimentos funcionales aquellos que, con independencia de aportar nutrientes, han demostrado científicamente que afectan beneficiosamente a una o varias funciones del organismo, de manera que proporcionan un mejor estado de salud y bienestar. Estos alimentos, además, ejercen un papel preventivo ya que reducen los factores de riesgo que provocan la aparición de enfermedades.
Algunas características de los alimentos funcionales son:
Tienen una presentación similar a la de un alimento convencional.
Se consumen como parte de una dieta normal.
Tienen propiedades beneficiosas para la salud o reducen el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.
Los alimentos funcionales como tal tienen que tener unas características determinadas:
Tienen que ser alimentos que se manipulen para conseguir algún beneficio extra, por eliminación, reducción o adición de algún componente.
Los alimentos funcionales son básicamente alimentos “clásicos” pero llevan incorporado nuevos componentes alimentarios o no alimentarios, siempre que tengan un claro efecto beneficioso.
Complementan la función nutritiva y la prevención de ciertas enfermedades. Hay que tener en cuenta que las cantidades deben ser las normalmente consumidas en la dieta.
La presentación de un alimento funcional tiene que ser como la de un alimento, sin modificar sus características. Nunca deben presentarse en forma de cápsulas o comprimidos.
¿Quién debe y quién puede consumirlos?
Están indicados a los grupos de población con necesidades nutricionales especiales (embarazadas y niños), estados carenciales, intolerancias a determinados alimentos, colectivos con riesgos de determinadas enfermedades (cardiovasculares, gastrointestinales, osteoporosis, diabetes, etc.) y personas mayores.
Beneficios de los alimentos Funcionales
Funciones gastrointestinales. Los probióticos, los prebióticos (fibra soluble) y los alimentos ricos en fibra alimentaria o dietética (tanto soluble como insoluble) mejoran la flora y el tránsito intestinales.
Propiedades antioxidantes. Algunos alimentos contienen componentes que pueden resultar eficaces contra el estrés oxidativo. Los antioxidantes contribuyen a evitar la acción nociva de los radicales libres (producidos por el tabaco, la contaminación, el estrés, etc.) sobre nuestro organismo.
Metabolismo de macronutrientes. Pudiendo ayudar a controlar el nivel de azúcar en sangre, el colesterol y los triglicéridos. Algunos ejemplos de ello son los alimentos de bajo contenido energético, aquellos con omega-3, con fibra, o las bebidas específicas para deportistas.
Beneficios en el embarazo y la lactancia. Las necesidades de ciertos nutrientes son más elevadas en el embarazo, durante el crecimiento y desarrollo del feto, y en el período lactante y la infancia. Hallamos alimentos con hierro, calcio, ácidos grasos tales como omega-3 u omega-6 y con vitaminas como la B9 (ácido fólico).
Funciones psicológicas. En este apartado se encuentran alimentos con sustancias excitantes tales como la cafeína o el ginseng y tranquilizantes como la melisa o la valeriana.
Existen diferentes tipos de alimentos Funcionales entre los que se encuentran:
Prebióticos: Mejoran la función intestinal (lactobacilos y bifidobacteris (Yogures Bio)
Probióticos: Favorecen le crecimiento de las bacterias beneficiosas
Simbióticos: Los alimentos simbióticos son aquellos que contienen una mezcla de productos alimenticios prebió ticos (fructanos o bifidobacterias) y pro bióticos.
Ácidos Grasos Reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares y el desarrollo de tumores, reducen síntomas de la menopausia.
Micronutrientes: Son nutrientes esenciales, que aunque no aportan energía, son imprescindibles para el organismo, y sin ellos la química de nuestro cuerpo no funcionaría.
Vitaminas (Hidrosolubles y liposolubles): reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares y osteoporosis
Minerales: Reducen el riesgo de osteoporosis y fortalecen el sistema inmune
Fitoquímicos: Reducen los niveles de colesterol.