Alimentación para prevenir y evitar del cáncer.
Diversos estudios han demostrado la importancia de la nutrición en el desarrollo de cáncer, el mantenimiento de un peso corporal saludable, actividad física regular y una dieta sana, rica en frutas y verduras reducirán considerablemente el riesgo de contraer muchos tipos de cáncer. Comencemos con los alimentos que son un pilar para evitar el inicio o el desarrollo del mismo.
Las frutas y verduras están compuestos de fitoquímicos que poseen propiedades antimicrobianas, antifúngicas e insecticidas. Diversos estudios han demostrado que el consumo de frutas y verduras disminuye significativamente el riesgo de padecer cáncer. El efecto protector de estos alimentos se relaciona con múltiples componentes anticáncer, incluyendo fibra dietética, antioxidantes principalmente (carotenoides C y E), ácido, fólico, selenio, glucosinolados, indoles, isotiocianatos, flavonoides, polifenoles, inhibidores de la proteasa y esteroles vegetales.
El folato es fundamental para la síntesis y reparación normal del ADN. Las principales fuentes de folato son las verduras de hojas verdes, las legumbres y algunas frutas. Se ha observado un mayor efecto protector con el consumo de fruta cítrica, puesto son ricos en flavonoides y polifenoles, que les confieren propiedades antioxidantes, antimutagénicas y antiproliferativas.
Frutas rojas
Las fresas, las frambuesas, los arándanos rojos, las moras y los arándanos azules contienen ácido elágico, así como gran cantidad de polifenoles, que estimulan los mecanismos de eliminación de sustancias cancerígenas. Además, las antocianidinas y proantocianidinas promueven la apoptosis de las células cancerosas diferenciación terminal de las células cancerígenas. El extracto de frambuesa induce la apoptosis inhibe la proliferación de las células cancerígenas por lo tanto se convierte en un importante agente quimiopreventivo.
Cítricos
Las naranjas, las mandarinas, el limón y el pomelo contienen flavonoides antiinflamatorios. Además, estimulan la desintoxicación de sustancias cancerígenas por parte del hígado.
Verduras y hortalizas
Las zanahorias, los camotes, el calabacín amarillo, la calabaza, el jitomate y la remolacha contienen vitamina A y licopeno. El poder antioxidante y anticancerígeno del jitomate se debe al licopeno, un pigmento vegetal de la familia de los carotenoides, que otorga al jitomate su característico color rojo. El licopeno se asimila mejor cuando éste procede del jitomate cocinado (asado, cocido), en comparación con el tomate crudo. El licopeno inhibe la proliferación de las células cancerígenas.
Ácidos Grasos
Actualmente la atención se enfoca en el papel que juegan los ácidos grasos poliinsaturados, principalmente n-3 y n-6. Se ha demostrado que los ácidos grasos poliinsaturados n-3 juegan un rol en la supresión de la mitosis de las células de las criptas de la mucosa del colon, además de tener un efecto en la estimulación de los procesos de apoptosis, además juega un papel importante como factor protector al reducir la inflamación y el crecimiento de las células cancerosas, especialmente a nivel del colon.
Té verde
El té verde es rico en polifenoles, entre otros las catequinas que reduce el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos, necesarios para el desarrollo del tumor y para la metástasis. Es además un potente antioxidante y desintoxicante, ya que activa las enzimas del hígado que eliminan las toxinas del organismo y facilita la muerte de las células cancerosas por apoptosis.
Los medicamentos actúan directamente sobre un problema en específico, en cambio los alimentos nos benefician diario y hasta 5 veces al día, puesto que actúan en varios mecanismos al mismo tiempo sin efectos secundarios, por lo que como profesional de la salud, debemos enfocarnos en la prevención de cualquier enfermedad con una alimentación saludable y ejercicio.