¿Alimentas bien tu cerebro?
Comencemos por conocer un poco más de este órgano vital. El cerebro pesa alrededor 1.36 kg; siendo el cerebelo el área cerebral que más pesa, ya que supone hasta el 85 % del peso total. Ahora bien, para que su peso no suponga una dificultad en el movimiento ni en la forma de vida de las personas, el cerebro flota en el líquido cefalorraquídeo dentro de la estructura ósea, mejor conocida como cráneo. El cerebro está conformado por un 78 % de agua, 10 % de grasa y un 8 % de proteína. Supone solo el 2 % del peso corporal y utiliza el 20 % de la energía que producimos.
Podría definirse como el encargado de controlar y regular la mayoría de las funciones del cuerpo y de la mente. Desde funciones vitales como respirar o los latidos cardíacos, pasando por el sueño, el hambre o la sed, hasta funciones superiores como el razonamiento, la memoria, la atención, el control de las emociones y la conducta.
Una buena alimentación es primordial para una buena salud de nuestro cerebro, si esta es incorrecta o desequilibrada se puede desarrollar distintos trastornos y deterioros como puede ser: trastornos del desarrollo, trastornos del aprendizaje, síntomas o sensaciones como apatía, irritabilidad, nerviosismo, cansancio, falta de atención, fallos de memoria, de concentración e incluso depresión y deterioro acelerado que se relacionan con la edad, etc.

La principal energía que necesita el cerebro para funcionar es la glucosa, que proviene de comer alimentos ricos en carbohidratos, como cereales, legumbres, frutas y vegetales. Pero, además, necesita otros nutrientes esenciales: vitaminas, minerales, ácidos grasos y proteínas.
A continuación, te nombramos los grupos de alimentos más importantes para un cerebro sano:
Cereales y legumbres (sobre todo integrales): Aparte de ser los mayores portadores de glucosa, contienen Vitaminas del complejo B, que participan en importantes reacciones del sistema nervioso, ayudando también a evitar enfermedades como Alzheimer, problemas de memoria en general.
Frutas y hortalizas: brindan protección contra enfermedades degenerativas y protegen al cerebro, esto se debe a su alto contenido de varios antioxidantes tales como la Vitamina C, A (carotenos), flavonoides y polifenoles.
Verduras: contienen ácido fólico, este es muy importante para la síntesis de los aminoácidos en el cerebro y en la formación del tejido nervioso, esta carencia está asociada a los problemas de desarrollo que, entre otras funciones y en colaboración de la vitamina B12, interviene en la eliminación de compuestos dañinos para la función neurocognitiva.
Lácteos: son alimentos con gran fuente de calcio, un mineral requerido para la adecuada transmisión de los impulsos nerviosos.
Carnes rojas: aportan proteínas de alto valor biológico, además aportan hierro, un mineral que ayuda a transportar el oxígeno al cerebro.
Pescados: aporta otros nutrientes esenciales como, ácidos grasos omega 3, necesarios para un adecuado desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso. Aspectos relacionados con las funciones cognitivas (memoria, percepción, atención) se ven favorecidos con el consumo de este nutriente. Los ácidos grasos omega-3 facilitan la transmisión de mensajes en el sistema nervioso central. También tienen efectos benéficos sobre el sistema cardiovascular, contribuyen a disminuir la presión sanguínea y a reducir las concentraciones de colesterol y triglicéridos en plasma. Contienen fósforo, un mineral de vital importancia en las membranas celulares.
Aceites y frutos secos: contienen Vitamina E, un potente antioxidante que protege a las neuronas de los radicales libres. Son fuente de ácidos grasos esenciales (omega 3, 6 y 9) sustancias involucradas en el correcto funcionamiento nervioso ya que ayudan a mejorar la comunicación entre neuronas
No olvidemos, beber 1,5 o 2 litros de agua al día, ayuda a mantener el cerebro bien hidratado y para oxigenar el cerebro, son convenientes el ejercicio y las comidas ligeras y frecuentes.
Al comer correctamente, mejorará nuestro estado de ánimo, pensaremos más rápido, tendremos más memoria, nos podremos concentrar mejor. Éstos son sólo unos pequeños ejemplos de lo que los alimentos pueden hacer por nuestro cerebro.
Cuando pensemos en alimentación, no debemos pensar sólo en diabetes, enfermedades cardiovasculares, obesidad, etc, sino también en el órgano más importante, el cerebro.
¿Y tú, ya mantienes tu cerebro sano?