IMPORTANCIA DE CONOCER TU COMPOSICIÓN CORPORAL
A lo largo del tiempo se han establecido diversos criterios antropométricos, para determinar el estado de nutrición de una persona, tales como peso, talla y el índice de masa corporal (IMC), sin embargo, es indispensable conocer la composición corporal, ya que un IMC en rangos normales, no asegura que los niveles de masa grasa y masa magra, sean adecuados.
Ahora bien, ¿qué es la composición corporal?, se refiere a la cantidad de agua corporal total, grasa, músculo y huesos. Su estudio permite cuantificar las reservas corporales del organismo y, por tanto, detectar y tratar problemas nutricionales como situaciones de obesidad, en las que existe un exceso de grasa o, por el contrario, desnutriciones, en las que la masa grasa y la masa muscular podrían verse disminuidas en gran medida. Así mismo, hay diversos factores que la determinan, entre los cuales se encuentran: el género, la edad, el biotipo de la persona, los hábitos nutricionales, la actividad física y la presencia de alguna patología.
Por lo tanto, la masa muscular o músculo esquelético conforma aproximadamente un 40% a 45% del peso total, es el componente más importante y es reflejo del estado nutricional de la proteína. En cambio, para el caso de la masa grasa, en hombres, el porcentaje puede representar entre el 20-25% del peso corporal mientras que, en mujeres, es de 25-30%. En personas que practican algún deporte, puede llegar a 10% en hombres y 15% en mujeres y en obesos ser el 50%.
Cabe mencionar que, el tejido adiposo en el organismo, interviene en funciones como: el gasto energético, el equilibrio térmico y la inmunidad, por lo cual, es esencial tomar en cuenta que la alimentación y actividad física, deben estar guiados por profesionales, ya que en ocasiones se practica ejercicio de forma exagerada y dietas hipocalóricas o con un consumo muy bajo de grasas, dando como resultado consecuencias negativas para la salud dentro de las cuales están:
Mal funcionamiento cardiovascular
Alteraciones del sistema nervioso central.
Alteraciones gastrointestinales.
Fatiga mental y física por la falta de energía.
Sensación de frio permanente.
Pobre desempeño físico.
Debilidad muscular.
Deficiencias de las vitaminas liposolubles como la A (problemas de visión, piel reseca, reducción de la función inmunológica), D (problemas de los huesos: aumento de su fragilidad) y K (problemas de coagulación).
Alteraciones metabólicas.
Para concluir, como se mencionó anteriormente es necesario alimentarse y ejercitarse de manera apropiada, y de la mano de profesionales, pues son innumerables los beneficios que conlleva tener una composición corporal saludable, independientemente del tipo de medición que se emplee para determinarla.
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